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03 NOV

Dios, los mormones y el fanatismo religioso.

Por Juanma del Río
Dios, los mormones y el fanatismo religioso.

En 2004 se publicó en España este libro del excelente periodista norteamericano Jon Krakauer, autor, entre otras obras, de Hacia rutas salvajes, Mal de altura o Donde los hombres alcanzan toda gloria, todas publicadas en castellano. Este mes de junio, 20 años después de su publicación en Estados Unidos, Península la reedita y no podía ser más oportuna, fundamentalmente porque pronto podremos ver en una plataforma una serie basada en la misma con el título “Por el mandato de Dios”.

El 24 de julio de 1984, una mujer y su hija fueron brutalmente asesinadas por dos hermanos, Ro y Dan Lafferty, mormones fanáticos que decían actuar por mandato divino. Aunque pueda parecer que esto sucede en el seno del extremismo religioso islámico, pero no, ocurre en el primer mundo y en manos de una religión que, a ojos de los españoles, no encaja en esos parámetros. Pero no es así. Si ya de por sí la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, los mormones, es una entidad fundamentalista, ultra en sus creencias, que ejerce una dura coacción y exige una fuerte obediencia sobre sus fieles, dentro de la misma conviven movimientos más extremos todavía.

A principios del siglo XX, los mormones abandonaron la poligamia porque el rigor de las leyes estadounidenses sobre la misma les obligó a renunciar a una de las bases de su religión. Basta recordar que su fundador, Joseph Smith, se casó con más de cincuenta mujeres. Pero hubo mormones que no aceptaron esa situación y crearon una escisión en la Iglesia tras abandonar Salt Lake City. Se desplazaron a la zona fronteriza entre Arizona, Utah y Nevada para mantener su modo de vida tradicionalista y la poligamia.

Cuando ocurren estos sucesos, el patriarca de esta secta es Rulon Jeffs, 75 esposas, al que sus seguidores consideran inmortal. Cuando fallece, le sucede Warren Jeffs, uno de sus 62 hijos al que se le calculan al menos 78 matrimonios, varios de ellos con menores de edad. Actualmente cumple cadena perpetua por pedofilia. Si ya era dura la vida en Colorado City, la sede central, con Warren Jeffs aún empeoró más, especialmente para las mujeres, obligadas a casarse en muchos casos a los catorce años y embarazadas inmediatamente. Puesto que la poligamia es ilegal, los hombres solo se casaban con su primera esposa, el resto era un matrimonio nominal, espiritual, siendo estas mujeres madres solteras y viviendo de las ayudas estatales. Las mujeres eran la moneda de cambio para mantener atados a los fieles y los jóvenes la carne de cañón para trabajar gratis en las empresas que manejaba la secta y que enriquecían a Warren Jeffs. En esa sociedad sobraban hombres jóvenes ya que los viejos, que ocupaban la jerarquía, no paraban de multiplicar sus matrimonios, a los que nadie, ni las mujeres ni sus familias, se podían negar.

El libro no es solo una investigación criminal, es una inmersión en el fundamentalismo religioso en el primer mundo y destapa los entresijos de una poderosa y creciente Iglesia, la mormona, que aumenta año a año el número de sus fieles muy por encima del resto de las iglesias cristianas. Los mormones son una poderosa e influyente Iglesia capaz de torcer la mano del gobierno de Utah y de todo Estados Unidos y están llamando con fuerza en el resto del mundo, incluida España.

 

«Obedeceré a Dios» de Jon Krakauer.

Península Editorial

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