En el curso de los años, el piso principal de las Tres Palmeras se transformó en lugar de culto y campo de batalla. Allí, Paula Pinzón Martín venera la memoria de su madre muerta, la divina Celestina Martín, y los fetiches de la tiranía.
Artículos relacionados
Otros libros del autor
Vista previa: UN PÁJARO QUEMADO VIVO
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.