ABU SAIF, ATEF
El 7 de octubre de 2023, mientras se bañaba con sus amigos en una playa de Gaza, Atef Abu Saif fue sorprendido por el ruido de unas explosiones. Lo que parecía algo casi cotidiano para un palestino nacido en un campo de refugiados, resultó ser el inicio de la guerra de Gaza que pronto derivaría en la masacre más sangrienta de la historia de Palestina.
A partir de esa noche, Atef describió en su diario la pesadilla: el silbido de los misiles contra panaderías, escuelas y hospitales, las visitas a su joven sobrina mutilada en el hospital, el asesinato de sus familiares, vecinos y amigos más íntimos, las colas eternas para conseguir harina o agua, los paseos por la devastación del paisaje de su infancia.
Quiero estar despierto cuando muera es la crónica de un genocidio, del borrado de todo un pueblo: un testimonio desgarrador que nos abre los ojos ante el horror desplegado a tiempo real delante de nosotros y del que no podemos ni queremos ser cómplices.
POR QUÉ PUBLICAMOS ESTE LIBRO
«Las palabras son la materia prima de nuestro trabajo como editores. Las palabras vuelan, y son poesía. Con las palabras se tejen las historias que encandilan a nuestros hijos, se trazan las reflexiones y los testimonios que nos acompañan y organizan nuestra vida de adultos. Con las palabras se hacen los libros, instrumento de cultura y de paz.
La guerra borra la palabra. Bajo el ruido de las armas, nadie tiene derecho a hacerse oír. No lo tuvieron las víctimas del brutal ataque de Hamás. No lo tienen las víctimas, mujeres y niños en su mayoría, de la despiadada y desproporcionada venganza genocida israelí. Nadie habla desde Gaza: más de 100 periodistas han muerto desde el inicio de la invasión.
Por eso sentimos que es nuestro deber como editores dar difusión a este Diario de un genocidio, sentimiento que compartimos con otras diez editoriales de todo el mundo. Las palabras de Atef Abu Saif tienen que llegar a todas partes. Leyéndolas, tenemos que sentir en carne propia cómo es vivir en el infierno, como es ver, con absoluta impotencia, cómo van muriendo niños y adultos, familiares, amigos y vecinos, un pueblo entero. Para que, unidos en el dolor atroz, podamos decir, con una sola voz, una sola palabra: basta.»