Tres mitos sobre Venecia se han impuesto a lo largo de la historia: uno político, recurrente en los siglos XVI y XVII, que tenía a la ciudad por ejemplo de armonía y libertad; otro hedonista, más propio del siglo XVIII, que la tenía por paraíso del placer, y el estético que viene imperando desde el siglo XIX y que se centra en la idea de belleza decadente.