TRAPIELLO, ANDRÉS
Como otro baúl viejo llega este libro a los desvanes de mi vida. El epígrafe bajo el que aparecieron estos escritos en el Magazine de La Vanguardia durante un año está to mado de una bellísima canción cántabra que llenó de melancolía mi infancia, tonada tanto más fascinante para mí por cuanto no alcanzaba yo, y sigo sin alcanzarlo, el último sentido de lo que se dice en ella, aunque lo intuya A la mar fui por naranjas... Se ve que esta idea es universal, tierra adentro, en la aldea de Picaihua, Ecuador, o en una ciudad del litoral como Santander. Con todo, la fatalidad del escritor es embarcarse de continuo en un viaje que promete naranjas imposibles y paga con naufragios. Y no digo más, por amor al mar y por respeto a los naufragios.