FONTÁN BOS, LUISA
Una tarde de domingo de comienzos del otoño en la casita de campo de una familia se produce una escena muy reconocible: mientras el grueso de la familia (padres y hermanos mayores) ve la película de la tarde, el hermano mediano sale con la pequeña a dar una vuelta por el campo. El hermano presume de listo y valiente ante su hermana pequeña. La pequeña se cansa en este corto paseo, pues va cargando además con un bote de bichos bola, y busca excusas para detenerse. Se paran a descansar y de pronto, aparecerá un zorro. Es la pequeña la que tomará la iniciativa para asustarlo y echarlo con un gesto de valentía, mientras que al hermano lo paralizará el miedo Esta historia será solo de los dos, a nadie contarán nada al regreso. Cada uno sacará sus conclusiones. La navaja suiza pasará al bolsillo de la pequeña como un regalo inolvidable de su hermano. Escuchamos este relato en la voz de la hermana pequeña que rememora la tarde en la que de pronto creció. Predomina la acción sobre la descripción, dejando muchos espacios para que el lector imagine y ponga sus rostros y detalles a la anécdota. El texto destila calidez, sin remilgos, ni sensiblerías. Nos trae el recuerdo de la voz de autores consagrados que se inspiran en la realidad de los niños para construir una historia de gran eco y de espectro universal. Crecer es así, se crece con otros y frente a otros y a veces con testigos mudos como los bichos bola, que también se encogieron sobre sí mismos en el bote cuando apareció el zorro.