ALBA RICO, SANTIAGO
Un libro puede cambiar el mundo. Freud convenció a la tradición literaria occidental de que todos los niños quieren matar a sus padres cuando lo que en realidad nos cuenta la historia de Edipo -como varias decenas de mitos y relatos populares- es, al revés, que son los padres, o al menos los reyes, los que quieren matar, devorar o abandonar a sus hijos.
Este libro, que cabalga entre el ensayo y la ficción, parte de una experiencia singular: la lectura compartida de la literatura sin etiquetas: Homero, Dickens, Canetti, Dante, Salinger...
A partir de ahí plantea y responde a dos preguntas inseparables: «¿Para qué sirven los niños?» y «¿Para qué sirven los libros?».
En una sociedad dominada por «solteros sin imaginación», en la que la infancia, exaltada en un escaparate, se ha vuelto más vulnerable que nunca y en la que la discontinuidad del niño y la continuidad del relato están radicalmente amenazadas, Santiago Alba Rico reivindica una especie de nuevo compromiso «materno» que una, como en la experiencia de Sherezade, los Cuentos y los Niños. De ello depende la educación, no de Edipo, sino de Layo; es decir, la educación de los asesinos.