MÁRQUEZ SÁNCHEZ, JAVIER
En los años sesenta, el rock y el pop arrasaban en las listas de ventas, y en Nashville, la capital de la música country, los ejecutivos de la industria decidieron plantar batalla. Para ello desarrollaron un sonido que tomaba la esencia del country pero la adornaba con orquestaciones y arreglos pop que lo hacían más agradable para los mansos oídos urbanos. Y para lograrlo, debían controlar por completo lo que hacía cada artista. En ese contexto, Waylon Jennings, Willie Nelson y Kris Kristofferson lideraron una revolución artística en la que fue clave la singular idiosincrasia tejana, estado en el que hippies melenudos con camisetas y zapatillas convivían, bebían y bailaban junto a rudos vaqueros con sus botas y sombreros.