GRACIA ARMENDÁRIZ, JUAN
Dice el escritor que concibió la escritura de este libro como la búsqueda en un cráter, tras la explosión, de restos de metralla, de pedazos de un cuerpo querido. Los restos de la escritura de Juan Armendáriz aquí recogidos son literatura en estado puro, memoria fascinante de un proceso. Asistimos al diálogo con esa voz interna implacable, ese amigo fantasma que no se equivoca nunca, tanto si halaga como si critica. Un fuego amigo del que a veces el autor sale herido, a veces vencedor,pero quienes sin duda salimos reforzados, deslumbrados y con esa paz que deja la buena literatura, somos los lectores. «No entiendo la literatura como una profesión, sino como vocación. Es algo que tiene que ver con la luz de una bombilla en la oscuridad y una voz que modula un eco muy antiguo. La vocación es algo que nos paraliza, como a un conejo los faros de un coche en medio de una carretera secundaria, pero que al mismo tiempo insta al movimiento, al hecho maravilloso de asombrarse».