EGIDO LEÓN, MARÍA DE LOS ÁNGELES
Tras la entrada de las tropas de Franco en Madrid, la ciudad que había sido el símbolo de la resistencia, con su emblemático No pasarán, se convirtió en una auténtica ratonera para todo aquel que hubiera tenido algo que ver con el bando republicano. Las detenciones se produjeron de manera indiscriminada: cualquier vecino, compañero de trabajo, o persona que se hubiera sentido agraviada podía formular una denuncia y provocar una detención. Haber insultado a los fascistas, gritado contra los aviones que bombardearon la capital, votado al Frente Popular o simplemente -en el caso de las mujeres- ser madre, esposa, hija o novia de militante, bastó para ser detenida, interrogada, a menudo torturada, juzgada y condenada a muerte o a sufrir largos años de internamiento en prisión. En medio de este clima de terror y apenas diez meses después del fin de la guerra, Franco anunció con gran boato propagandístico que las penas de muerte no ejecutadas iban a ser revisadas. El proceso se enmarca en lo que el Régimen llamó período de liquidación de responsabilidades y culmina con el gran indulto de 1945. ¿Qué había ocurrido para que Franco dictase tan magnánimamente su perdón? ¿Fue realmente generosa y clemente la justicia franquista? La respuesta a estas preguntas y el alcance real de la operación de reducción de penas es lo que el lector encontrará en este libro, que se adentra además, a través del testimonio de las propias reclusas, en el universo carcelario de la inmediata posguerra y desgrana en sus páginas episodios desgarradores de una España cruel que, afortunadamente, ya sólo es Historia. Pero una historia que merece ser dignamente recordada.