ALBANELL, JOSEP
El duende Balambalá era pequeño como un dedal, pero era capaz de adoptar la medida de un enano para hablar con los humanos. Un día el duende, que se había dedicado toda su larga vida a guardar tesoros, empezó a sentirse aburrido. La gente ya no se adentraba en los bosques a buscar tesoros y no tenía trabajo. Empecinado en sentirse útil, Balambalá empieza a buscar un nuevo trabajo.