ARGÜELLO ALONSO, ELÍAS
La sociedad actual. Espacios para la calma. Son diferentes, con problemas comunes. Los hijos solamente tienen un camino: crecer. Sexualidad, amores y sueños. El instituto: nuestro compañero de viaje. El horario de estudio: un hábito a resucitar. Actividades extraescolares. El mando de la televisión. El móvil, ¿podemos apagarlo? Internet. El fin de semana: tiempo para convivir. Necesitamos un plan. El tabaco. Los porros, las pastillas y la cocaína. El alcohol. El botellón y los menores. La violencia con los padres. Educando en la responsabilidad. Mejorando su autoestima. El contacto con el instituto.
Con el nacimiento de un hijo los padres preparamos hasta el último detalle. Nos preocupamos y tratamos de tener la mayor información posible, leemos libros sobre el embarazo, sobre el desarrollo y las necesidades del bebé en la primera etapa de vida, hablamos con personas que ya han tenido hijos, preguntamos a nuestros padres y escuchamos a todos los que nos comentan algo sobre lo que estamos viviendo. Todo ello está muy bien, es necesario y nos facilita mucho el cambio de vida que supone la llegada de un bebé, pero ¿qué hacemos cuando ese bebé llega a la adolescencia?
Esta nueva etapa del desarrollo de nuestros hijos no se prepara de la misma forma: se da por supuesto que habrá tiempo, que todo será más fácil, que los hijos ya tienen edad para defenderse y que no necesitan tantos desvelos como aquel bebé que acababa de llegar al mundo.
Con este libro el autor desea recordar que la adolescencia no es una etapa fácil ni para los padres ni para el adolescente. Es difícil crecer y abandonar la seguridad de la infancia. La adolescencia, siendo una edad preciosa para vivir, también tiene sus miedos, sus sombras y sus dudas. Es como un nuevo nacimiento, siempre complicado, y se hace penoso renunciar a los privilegios de las caricias y los mimos de una niñez feliz.
«Es útil, fácil de leer, distrae, hace sonreír, asusta un poco, te guía, da ánimos y aporta soluciones. ¡Creo que lo deberían leer todos los padres!»
MADRE DE ADOLESCENTE.