TRAPIELLO, ANDRÉS
Estos libros de artículos suelen tener muy mala fama. En general los ve con desconfianza todo el mundo, los editores, los libreros, los críticos y los lectores. Los editores y los libreros dicen, con razón, que se venden mal. El crítico no acaba de comprender cómo un escritor recopila sus artículos, en tanto que él, que seg uramente ha escrito tres veces más artículos que cualquier escritor, tiene que hacer con los suyos propios un cigarro y fumárselos, en el caso de que quisiera darles alguna otra utilidad, al margen de la que en su día tuvieron como gacetillas. En cuanto al lector, si no es demasiado avisado, puede llegar a pensar que se le está largando mercancía estropeada o de segunda mano, como en esos montones informes de los mercadillos, en los que nunca acabamos de saber si la ropa es nueva o salida de los almacenes del Ejército de Salvación. Aspira uno a que unos pocos lectores, los suficientes como para que los responsables del Magazine de La Vanguardia en el que vienen apareciendo semanalmente no le supriman la sección, aspira uno, decía, a que le lean unos cuantos lectores cada domingo, y aspir