ANDRADE, EUGÉNIO DE
Tienen estos poemas la gracia de la inocencia, de lo mirado con sorpresa como si fuera por primera vez. Como si nunca la rosa hubiera sido rosa o la fruta, fruta. Y el poeta se alegra y nos alegra descubriendo ante nosotros el mundo. Y nos hace caer en la cuenta de que lo cotidiano tiene mucho de milagro. El ritmo y la musicalidad nos recuerdan a los de algunas canciones populares españolas y comprobamos que España y Portugal están, en poesía, también muy cerca.